Hinchadas Argentinas

Tomas Sanchez 29 noviembre, 2020

Muchas veces las matemáticas no alcanzan para neutralizar ataques: defender con cinco a tres delanteros no resulta efectivo si el retroceso no resulta prolijo. La última línea de Central se mostró demasiado lejos de la media y esto permitió que River aprovechara con facilidad las espaldas de Blanco -el lateral izquierdo más adelantado- o la zona vacía que quedaba detrás de Rinaudo, no siempre bien escoltado por Villagra y Ferreira.

Moreira, entonces, rompió con presión para buscar a Álvarez por esa misma banda y Zuculini -volante interno por derecha- encontró en ese mismo hábitat la tranquilidad para desdoblarse y aparecer en el área como ocurrió en el gol en contra de Damián Martínez o en el cabezazo que el arquero de Central le desvió y que acabaría en la jugada del 1-0 de Robert Rojas. Señales de que el radar no funcionó en para el dueño del Gigante y perfectamente para su visita, otra vez implacable en la pelota quieta. Damián Martínez, en contra, vencido por la presión de Zuculini, después.

Al mismo tiempo, Angileri también profundizó -además de cerrar perfecto luego de un desequilibrio individual local en el arranque del primer tiempo- e incluso Pratto, retrocediendo y saliendo del box de Miño, encontró cierto nivel de facilidad para rematar. Y siempre con Ponzio como conductor inteligente desde la salida hasta en las transiciones. Si De La Cruz hubiera tenido mejor conectividad o Borré mayor precisión, posiblemente River hubiese ganado por mayor diferencia. Y entonces el mismo equipo de Gallardo que había comenzado el torneo local con cierto nivel de dudas, aun con un equipo alternativo logró clasificarse a la zona campeonato en el Gigante de Arroyito.