
Tanto para los hinchas de Talleres y Belgrano, aquel 5 de julio de 1998 era como la final del Mundial. Por primera vez se enfrentaban en una finalísima en torneos de AFA y con un premio suculento: regresar a Primera División dado que ambos venían de vivir la desgracia de jugar en la segunda categoría.
En el viejo estadio Córdoba Talleres venía de ganar el primer juego por 1 a 0 y en el segundo partido se dividió en pasiones iguales, Matadores y Piratas brindaron un juego para el recuerdo y una inolvidable dramática serie de penales que consagró a los Albiazules en los pies del «Lute» Oste. Previamente Belgrano había ganado el partido 2 a 1 sobre la hora por la bella pegada del Sosa, y un alargue plagado de tensión.