
La emoción de un grupo de hinchas, de una hinchada por pequeña que sea en relación a otras más numerosas o populares, sin duda conmueve hasta al menos futbolero. Por esto de ponernos casi siempre del lado del más débil (no siendo parciales, siendo neutrales) y querer que al que la tenga más difícil le vaya bien. Eso ha ocurrido varias veces en la Copa Argentina desde el año 2012 hasta nuestro presente en 2024, radicando en esta cuestión el gran éxito de la competencia en niveles de audiencia en general. Talleres de Remedios de Escalada, un equipo históricamente militando en tercera o cuarta categoría, hoy jugando en la segunda división de nuestro fútbol venció a unos de los históricos cinco grandes como lo es Racing de Avellaneda.
La ilusión de unos pocos miles de hinchas, no más de cinco mil hinchas que se ubicaron en lo alto de una de las populares de la cancha de Quilmes, se hizo más fuerte al verse premiado su aguante con el triunfo agónico a dos minutos del final. Explotando los recuerdos malos con esta alegría, olvidando si hay plata o no en el bolsillo o si al llegar a casa habrá algo para comer en la heladera. En una caravana ruidosa de vuelta a su ciudad, repleta de rostros felices, cantos desaforados y banderas agitadas por la ruta que desde ese momento se llamará inolvidablemente el día que eliminamos a un grande.