
En paralelo a los que suceda con sus equipos, la política, el clima, la economía o al paso del tiempo, las tribunas de nuestro fútbol cuentan miles de historias en las afueras de los estadios. Antes de un partido o después, al margen de la policía y los dirigentes por ejemplo, no todo es pelea y combates para robar o defender los trapos. Es que hay un lado que mucha gente desconoce o prefiere negar en otros casos, son las amistades que existieron o existen entre las barras del fútbol argentino y de Latinoamérica inclusive. A la par hay que hacer mención de la existencia de aquellas hinchadas que optan por no hacer amistades, como detallamos en la foto de portada de esta publicación. Pero en el día del amigo nos vamos a centrar en las que si, e intentan respetar ese código tan importante de la amistad hasta el presente por más que los líderes cambien.
Amistades como las de la barra de Tigre y de Deportivo Morón, o las de San Martín de Tucumán con barras como Belgrano, River o Chacarita. Amistades fieles y vigentes hasta hoy como las de Colón de Santa Fe con los de Lanús, Independiente y Nueva Chicago, Talleres con Quilmes, Instituto con San Martín de San Juan y tantas otras que perduran o por diversos motivos se perdieron. El hecho es que tanto hablamos de violencia, que también está bueno contar que hubo asados en donde convivieron cientos de hinchas de ambos clubes y lejos de luchar se compartió bebidas o se intercambiaron camisetas como recuerdo. Ese lazo de amistad que lleva una barra y otra a enfrentar un enemigo en común, hacer el aguante en la logística del estadio o compartir asesoría legal.